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Manolo "El Olivero"
Manolo 'El Olivero', un valverdeño de adopción que cumple 74 años en el pueblo
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Manolo 'El Olivero', un valverdeño de adopción que cumple 74 años en el pueblo

Hijo de Manuel Moreno Miranda e Isabel Sánchez Márquez, nació en Oliva de la Frontera el 18 de enero de 1935

Fernando Negrete

Lunes, 14 de marzo 2016, 23:56

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Valverde de Leganés es una localidad cuya característica de acogedora es conocida de todos. Familias de fuera que se han afincado en nuestro pueblo siempre han sido bien recibidas.

La proximidad a Badajoz y ser una población dinámica, trabajadora y con afán de buscarse la vida de mil maneras, han hecho, y todavía hacen, que Valverde sea un lugar deseable donde vivir. A principios y mediados del siglo pasado numerosas personas llegaron aquí en busca de una mejor vida. Fueron muchas familias de oliveros, valleros, zahineros, barcarroteños, almendraleños, etc., que se afincaron en nuestro pueblo.

Uno de estos valverdeño de adopción es Manuel Moreno Sánchez, más conocido como Manolo El Olivero que lleva con nosotros 74 años, desde que a los 9 años se vino de Oliva a nuestro pueblo. Actualmente, él y sus familiares son los oliveros de más edad afincados en Valverde.

Manolo, hijo de Manuel Moreno Miranda e Isabel Sánchez Márquez, nació en Oliva de la Frontera el 18 de enero de 1935, ha cumplido por tanto 81 años; apenas fue a la escuela pues de chico estaba guardando guarros en la dehesa comunal. La familia de su madre ya estaba afincada en Valverde y fueron tirando de los demás. Su padre se vino de mayoral de cochinos a las Merinillas y él, con solo nueve años, le ayudaba en dicho trabajo. Allí estuvieron un año, luego se fueron al Huertillo que lo tenía arrendado su tío Campo donde estuvieron otro año. Recuerda Manolo que hicieron un horno de pan para el que molían el trigo de estraperlo en Oliva y luego hacían los panes para unos cuantos de días. El siguiente traslado fue a los Canchales de Calderón donde permanecieron 4 o 5 años.

Con 15 o 16 años, su padre vendió la casa que tenían en Oliva y compró una aquí en la calle Moreno Nieto donde actualmente vive. Por esa época, nos dice, disfrutaba de su juventud en las fiestas y bailes, y trabajaba ya como un hombre, había aprendido muchas de las labores del campo de su cuñado José el de la porquera. La siega era el trabajo que más le gustaba y trae a la memoria una anécdota sobre esta tarea:

Fuimos a segar cebada al Lomo y Medio, íbamos ocho, yo formaba collera con mi quinto Manolo El Ronco y cuando nos vio Pilato, hombre maduro, alto y robusto, comentó al Cano el Ronco que era el encargado: ¿dónde van estos muchachos, a la escuela? Conforme se desarrollaba el trabajo se iba viendo la desenvoltura de nuestro trabajo y que nos íbamos adelantando; fue entonces cuando el Cano le preguntó a Pilato: ¿Qué, y ahora, qué te parecen estos muchachos?. Y desde ese momento Pilato no volvió a decir nada.

Ya con más de18 años, trabajó unos meses en las obras del pantano pero lo dejó porque pagaban poco, 1720 pesetas diarias y se fue a la vendimia que se pagaba mejor. En septiembre de 1964 se casó con María Acevedo Reyes de quién enviudó poco después de cumplir los 60 años. Tuvieron tres hijos, Matilde, Isabel y Manolo que le han dado ya cinco nietos. También nos manifiesta que tuvo su dimensión política, ejerciendo de concejal de Izquierda Unida en el ayuntamiento valverdeño cuando sustituyó a César Cuellar en la Corporación Municipal en el último año de la legislatura 1991-95.

Cuando se sacó el carnet de conducir empezó a trabajar con Aurelio Águedo, con quién estuvo muchos años conduciendo un camión de 2500 kilos y también trabajando la cal junto a Sito que era un verdadero especialista en esta tarea. Nos comenta que, por entonces, al ser muy escaso el cemento, la cal tenía mucha demanda, la hacían en el horno de Doña Pura en la carretera de Barcarrota y en otros dos en la carretera de Táliga, conocidos por los hornos del Barro blanco.

Tenía unos 40 años cuando acordó con Aurelio comprarle el camión Barreiros que conducía y se puso por su cuenta en el negocio de la paja durante casi diez años. Después vendió el camión y trabajó de chófer primero con Miguel Ortiz transportando carbón y leña, y posteriormente con Severo Méndez recorriendo toda Extremadura y parte de Castilla llevando paja y aceitunas, recuerda también que hizo muchos portes llevando agua a Alconchel un verano de sequía. En este trabajo cumplió los 60 años y se jubiló; desde entonces ha disfrutado de lo que le gusta, el campo, espárragos, caza, etc., sin olvidar, nos dice, el ambiente de los bares, una buena caldereta y los amigos.

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