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Una de las cartas firmadas por Catalina Cedida
Tribuna

Catalina Martín, heroína de la Guerra de la Independencia

Noé Conejo - Historiador ·

Catalina comandó en la madrugada del 18 de febrero de 1810 una emboscada contra los franceses en Valverde. Su heroica acción le valió el reconocimiento nacional

noé conejo y Fernando Negrete Sosa

Lunes, 16 de marzo 2020, 08:05

Los archivos y bibliotecas custodian en sus fondos multitud de documentos que arrojan una información de gran interés para reconstruir los grandes acontecimientos de la historia de una comunidad, de una región y de un país. La lectura de estos datos permite múltiples perspectivas sobre cómo se sucedieron tales hechos y quiénes fueron sus respectivos protagonistas. En la mayor parte de los casos, los historiadores tienen incluso la posibilidad de descender al mundo de las mentalidades y al de la vida cotidiana de esas sociedades que nos han precedido. Este ejercicio, limitado por la información de las fuentes, permite una visión mucho más completa del hecho histórico en sí, además de extraer del anonimato a numerosas personas que viven sepultadas en el silencio desde hace siglos.

Catalina Martín López de Bustamante es un caso particular, ya que se encuentra a caballo entre el anonimato y el olvido. Por una parte es conocida – parcialmente – en varios trabajos de investigación que han tratado la importancia de algunos extremeños y extremeñas en la Guerra de la Independencia (1808-1814). Por otra, y a pesar de su actitud heroica nacionalmente considerada, es una total desconocida para muchos habitantes de Valverde de Leganés, localidad testigo de su valentía.

Tras el Tratado de Fontainebleu firmado entre Napoleón Bonaparte y Manuel de Godoy el 27 de octubre de 1807, las tropas francesas disponían de total libertad para atravesar el territorio español con el objetivo de invadir el vecino reino de Portugal, un gran aliado de Gran Bretaña. Sin embargo las pretensiones de Napoleón eran mucho más ambiciosas, y este pretendía crear en España un estado satélite de su Imperio. Tras la ocupación francesa de las principales ciudades españolas y la renuncia al trono español de Carlos IV y Fernando VII a favor del emperador corso, Bonaparte nombra como rey de España a su hermano José. Se inicia así en 1808 uno de los conflictos más cruentos de nuestra historia: La Guerra de la Independencia Española. Durante seis años se libran luchas encarnizadas, hasta que en 1814 los franceses son expulsados del territorio español gracias a la unión de fuerzas militares entre castellanos, portugueses e ingleses; y a la rápida, constante y desgastante acción de numerosos guerrilleros y guerrilleras castellanas. Estos últimos habían cobrado gran protagonismo – sobre todo desde finales de 1809 – ante el gran número de bajas militares y ante sus eficaces y desequilibradoras tácticas sobre los militares galos.

Las acciones de estos guerrilleros – tanto en pequeñas localidades como en grandes ciudades –fueron muy aplaudidas incluso por los propios generales, quienes veían allanado su camino tras sus actuaciones. Estas operaciones incluían desde sabotajes, emboscadas o asaltos inesperados, como ocurrió en Valverde de Leganés la madrugada del día 18 de febrero del año 1810. En ese año, en la localidad se encontraban apostados unos 300 soldados franceses, cuyo mantenimiento había flaqueado las reservas de los habitantes de nuestra localidad. La cantidad de soldados era conocida por Antonio Morillo – un famoso guerrillero de gran peso entre las tropas – quien a la 1.30h se abalanzó junto a sus soldados contra los franceses que descansaban absortos en Valverde de Leganés. La violencia castellana en el frio, el silencio y la tranquilidad de la madrugada, se saldó con cien soldados franceses muertos y el crecimiento – cada vez mayor – de un espíritu castellano y valverdeño de libertad. En esta noche cruenta, se distinguió valerosamente Catalina Martín López de Bustamante por comandar y luchar contra las tropas enemigas sin mostrar pavor alguno. Su heroísmo fue rápidamente reconocido a nivel nacional, pues fue recogido por la prensa del momento. Tal fue la repercusión de sus actos que el 23 de marzo de ese mismo año – por nombre de Fernando VII – recibió en Badajoz el título de Alférez de Caballería del Ejército, con fuero, distintivo y sueldo de su rango.

Los historiadores no olvidan su figura, y la mayor parte de ellos la citan constantemente como ejemplo de esos guerrilleros y guerrilleras que dedicaron su vida a recorrer el territorio castellano y extremeño para sabotear los planes franceses. Sin embargo, su vida sigue siendo un misterio, ya que aún no disponemos de datos suficientes como para componer una biografía. Bien es cierto que Agustín Fernández Caballero en Tras las huellas de un pueblo (1999: 333) definió a Catalina Martín como «valverdeña de pro», justificando así su acción heroica contra los franceses. No obstante, creemos que es una adscripción arriesgada, ya que ni sabemos a ciencia cierta el lugar de su nacimiento, ni podemos descartar que viniera de lejos formando parte del variado grupo de soldados-guerrilleros comandados por Antonio Morillo.

Después del episodio valverdeño, sabemos que su carrera militar fue en ascenso como así muestra una carta suya – firmando como Subteniente de Caballería – dirigida al Intendente General del Ejército y Provincia de Extremadura en abril de 1815. El documento también nos aporta otros datos de interés. El primer lugar que por esta fecha, la heroína residía en Zafra; y en segundo que se encontraba pasando verdaderas dificultades económicas. La carta – conservada en el Archivo Provincial de Badajoz – expresa que Catalina «se halla en el día bastante apurada de medios pa(ra) poder alimerntarse resp(ec)to a que a su corto sueldo solo a tomado (…) media paga en eneroy febrero deviendole la R(ea)l Hacienda porfiar en 1814 la cantidad de 11236 reales y 33 maravedis de vellón». La súplica de Catalina Martín fue rápidamente escuchada; y de hecho las autoridades militares mostraron desde el primer momento su preocupación por el retraso de tales pagos. Días más tarde, el tesorero del ejército de esta provincia le adelantó 3000 reales del sueldo que le correspondía. Tras esta noticia, no sabemos nada más de Catalina Martín, y mucho menos cómo fueron sus últimos días. No obstante, conociendo su situación un año después del fin del conflicto, no creemos que su vida cambiase significativamente.

La vida de Catalina Martín es solo un ejemplo de las numerosas mujeres que esperan ser rescatadas del olvido en nuestros archivos y bibliotecas. En este caso, nuestra intención ha sido recordarla para algunos y darla a conocer a otros. Probablemente su relación con nuestra localidad fue solamente fortuita, es decir, se hallaba en el lugar y momento justo. Sin embargo, esta casualidad hizo que Catalina Martín López de Bustamante mostrara su resolución y su valentía en Valverde de Leganés, ligando así ambos nombres para siempre en la Historia de nuestra localidad y de nuestra comunidad.

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