Fran, el valverdeño que ha velado por la seguridad durante los Juegos Olímpicos

Los Juegos Olímpicos y Paralímpicos se celebran cada cuatro años en un lugar diferente. En este 2024, por ejemplo, se celebraron en París. Primero fueron los Juegos Olímpicos, del 26 de julio al 11 de agosto y después, del 28 de agosto al 8 de septiembre fueron los Paralímpicos.

El Comité Olímpico Español puso rumbo a la ciudad francesa con una comitiva formada por más de 500 personas, entre deportistas, entrenadores, personal médico, delegados y otras personalidades. Aparte, hubo numerosos aficionados que también se desplazaron para apoyar a los españoles.

A toda esta expedición española hay que añadir un joven vecino de Valverde de Leganés, Francisco Rodríguez Pérez, que viajó con una misión muy diferente a la de los anteriores. El valverdeño lo hizo dentro del equipo canino de la Brigada X de Córdoba, con el objetivo de velar por la seguridad durante de todos los asistentes a los Juegos Olímpico. Viajó como auxiliar junto al cabo Manuel Filiberto Domínguez, guía canino; y dos unidades caninas Dana y Zapa, dos pastores alemanes de cuatro y dos años respectivamente, todos destinados en el Batallón de Zapadores X de la Brigada Guzmán el Bueno X.

Juntos han formado este equipo cinológico de detección de explosivos para participar en las medidas de refuerzo del dispositivo de seguridad establecido para los Juegos. Tuvieron una tarea muy importante, garantizar la protección de instalaciones deportivas, edificios, vehículos y grandes áreas en el marco de la fiesta mundial del deporte.

Dos meses después de esta andadura, HOY Valverde de Leganés ha querido conocer cómo fue la experiencia de Francisco en tierras francesas.

¿Cómo surgió la oportunidad de viajar en los Juegos Olímpicos de París como parte del equipo de seguridad?

La oportunidad para acudir a los Juegos llegó gracias a la perra Dana, que ganó el XXXV Campeonato Nacional Militar de adiestradores de perros de toda España organizado por la Guardia Civil. Dana obtuvo el primer puesto en la especialidad de detección de explosivos y alcanzó el tercer puesto en la clasificación general del campeonato.

Tras ello, fui elegido por mis mandos tras una selección entre varios compañeros especializados en zapadores y explosivos.

¿Qué tareas desempeñaste y cuál era tu rol como auxiliar? ¿Cuál era vuestra misión?

Nuestra principal misión fue prestar apoyo a los equipos cinológicos del ejército francés en lo que a la detección de explosivos se refiere en instalaciones deportivas, edificios de grandes superficies, vehículos, barcos. Todo junto a compañeros de la Armada y del Ejército del Aire y del Espacio, colaborando siempre con la Policía Nacional francesa y la Gendarmería.

En concreto, mi papel día a día, entre otras cosas, fue realizar visitas a diversos lugares acompañando a una de las perras mientras la otra realizaba sus labores y poder hacer los relevos necesarios. Había lugares con mucho trabajo y los animales no aguantaban más de cuarenta minutos trabajando.

¿Cómo fue la experiencia de trabajar en un evento de tanta magnitud?

Para mi ha sido una experiencia única e inolvidable. Ha sido una oportunidad que muy pocos tendrán ya que nosotros no estamos acostumbrados a estar tan cerca de la calle y de la ciudadanía, siempre damos protección y seguridad donde nadie nos observa o en misiones en el extranjero defendiendo los intereses del país.

¿Qué entrenamiento recibisteis previamente para prepararos para esta misión en París?

El entrenamiento recibido ha sido continuo y diario, en el día a día, para cuando surjan misiones similares a estas, estar preparados. Una vez instalados en París, tuvimos unas semanas previas entrenando con el Ejército francés en sus instalaciones con el objetivo de establecer maneras de trabajar y poder hacernos a ellas.

¿Hubo algún momento en particular que te marcara?

Todos los días fueron diferentes y particulares debido a que nuestras zonas de trabajos estaban repartidas por todos los barrios de París, lo que ha hecho que haya podido conocer y estar en sitios que son inaccesibles para el público en general o cualquier otro visitante.

¿Qué destacarías como el aspecto más gratificante de esta experiencia en los Juegos Olímpicos?

Mi gratificación ha sido poder participar en la misión, no destaco nada en concreto. Cada día que hemos trabajado no nos podíamos permitir un mínimo fallo ya que de nosotros dependía la seguridad de diferentes zonas. Acabar todos los días de la misión con la satisfacción de haber cumplido el deber, es lo que me enorgullece.

Cuéntanos sobre Dana y Zapa, los pastores alemanes del equipo. ¿Cómo es trabajar con perros entrenados para labores de seguridad?

Dana es una perra de cuatro años muy cariñosa y lista. Siempre quiere jugar y pasear tranquilamente y le gusta mucho que le hagan cosquillas constantemente. Si embargo, Zapa es todo lo contrario, una perra de dos años que lo que quiere es moverse para gastar toda la energía que tiene.

Pero trabajar con perros detectores necesita de muchas horas de dedicación. Siempre hay algo que enseñarles o al contrario, nosotros aprender de ellas. Todo lo que nosotros llamamos trabajo para las perras no es más que un simple juego que llevan a cabo con adiestramiento de obediencia.

Por último, ¿te gustaría participar en misiones similares en el futuro?

Claro que sí. Todos los que tenemos este trabajo sabemos y nos entrenamos día a día para todas las misiones que salgan. Aunque todas las misiones son diferentes, pero de cada una te traes cosas buenas, conoces a compañeros de diversos países con los que intercambias formas de trabajar, costumbre, idiomas, etc.

Pero todo esto siendo consciente de que nuestros familiares siempre nos apoyan en este tipo de misiones y son ellos los que desde casa hacen la misión más importante.

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