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Mario abriendo un nicho
Mario Rodríguez «Pilato», 23 años como sepulturero
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Mario Rodríguez «Pilato», 23 años como sepulturero

El valverdeño calcula que habrá realizado unos 700 enterramientos, además de traslados y aperturas

Fernando Negrete

Lunes, 6 de febrero 2017, 22:39

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Sepulturero o enterrador es uno de los trabajos que no todo el mundo desea y a la vez es una de las tareas necesarias en cualquier municipio.

En nuestra localidad, estas funciones la desempeña Mario Rodríguez Aparicio, también conocido por el mote de «Pilato» que le viene de su padre y su abuelo.

Nuestro protagonista tiene 52 años y desde septiembre de 1991 es trabajador del Ayuntamiento donde comenzó como oficial albañil de segunda con el maestro Miguel «Corchina» con el que también empezó trabajos en el cementerio.

Antes, Mario estuvo trabajando en el Matadero de Badajoz en el despiece, tareas que había aprendido de su padre que era matarife. A causa de una importante enfermedad pasó a ser pensionista a temprana edad; esta situación no era de su agrado y se decidió por pedir el alta voluntaria. El inspector médico le facilitó un informe de su situación para el Ayuntamiento; entonces el alcalde era Anselmo Antúnez. Fue contratado primeramente para ayudar en el alicatado del matadero y después fue ayudante de Manuel Perera «Golondrina» en el servicio de limpieza. Desde hace 23 años trabaja en el Servicio Municipal de Obras donde actualmente continúa. Lleva ya 17 años como oficial de primera y también como fontanero ayudando a Morales o cuando éste se encuentra de vacaciones o baja médica.

Nos recuerda que en sus primeros años en el ayuntamiento, Miguel «Corchina» enfermó, por lo que tuvo que realizar su primer enterramiento que fue el de Luisa Rueda Pérez «La Mantesa» el 25 de enero de 1994. Dice que le costó mucho cerrar el nicho: «Entre que era la primera vez, los familiares mirando y los nervios, casi no sabía lo que hacía, pero poco a poco fui cogiendo práctica y así, hasta ahora». Calcula que habrá realizado unos 700 enterramientos, además de traslados y aperturas.

De estos veintitrés años como sepulturero, nos cuenta algunas historias curiosas.

«El susto más grande que me he llevado fue en la apertura de un nicho para trasladar los restos. Al tirar de la caja, en presencia de los familiares, se oyó en el interior un silbido muy grande que nos puso los pelos de punta a todos; era una gruesa culebra que seguro que se asustó más que nosotros y rápidamente huyó por algún hueco de la pared a otro nicho o al exterior. En otra ocasión, en un entierro en el que se iba a utilizar un nicho que estaba ocupado, un familiar cercano del difunto me dijo: vamos Mario que hay que abrir el Spar. Yo no sabía a qué se refería, pero me enteré enseguida al descubrir el nicho, en su interior, además de los restos, encontramos un radiocasete, dos quintos de cerveza, tabaco, un mechero, una navaja, una bota de vino y dos pares de zapatillas, todo un conjunto de enseres para el viaje al más allá».

También nos cuenta que en bastantes ocasiones ha encontrado sepulturas con el cadáver entero, muy conservado y por el contrario, a veces no hay nada en el nicho, ni siquiera restos de la caja; piensa que son los conejos que minan las paredes y se van comiendo todo. En una ocasión dejó varios días un nicho abierto para que los familiares comprobaran que no había nada.

Sobre el proyecto de reformas y traslados que están realizando actualmente, opina que son muy necesarios, ya que bastantes zonas de los dos bloques afectados se encuentran en muy mal estado y ve bien que se hayan construido nichos pequeños donde mudar los restos, pues son más baratos. Sobre los columbarios nos dice que también son necesarios pues son más adecuados para las incineraciones que cada vez son más numerosas; afirma que ya hay bastantes urnas que están guardadas en nichos grandes.

Para terminar, expresa su confianza de que las reformas solucionarán el problema de los huesarios ya que tienen muy mal acceso que dificulta el trabajo de eliminación de restos y dan mala imagen.

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