Cómo hacerse rico en tu pueblo
Pablo Berrocal García
Sábado, 27 de noviembre 2021, 08:05
El título tan atrayente es para obligarte a que leas este pequeño artículo. De todos modos, no lo verás tan descabellado cuando lo termines de leer. Conozco algunas familias, que el origen de su bienestar actual es del hallazgo de un tesoro escondido y olvidado.
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Hay que tener en cuenta que los Bancos y Cajas de Ahorros no se popularizaron hasta bien entrado el siglo XX, y generaciones anteriores, muchas familias usaban cualquier sitio para poner a buen recaudo sus pertenencias. Estas generaciones han estado sometidas a múltiples guerras, razias, saqueos causados por bándidos, ladrones etc. Los sitios donde escondían sus riquezas son tan amplios como la imaginación puede dar de sí; debajo del colchón, paredes, macetas, esterqueras, suelos, tejados, etc. Probablemente no habrá albañil que no haya tenido en su vida profesional una agradable sorpresa. En relación a esto, os podía contar un sinfín de historias y algunas de viva voz.
En casas de construcción antigua es frecuente encontrar un escondrijo donde se guardaban monedas y joyas. En otro tiempo, se construían las paredes de tapias y se encalaban las superficies y, finalmente, se embarraban con cal blanca. Pasados los años, podrás encontrar paredes con un grosor de pintura de más de un centímetro.
Esta cal se fabricaba en Valverde de Leganés, en múltiples hornos diseminados por el término municipal. Actualmente, aún quedan expertos caleros como el que todos conocemos por 'El Titi'. La cal blanca se usa principalmente en la construcción, pero, además para la decoración, es un eficaz aislante térmico por reflejar el sol y es un gran desinfectante.
Pues bien, en estas paredes de débil resistencia, se producían grietas y pequeños agujeros de mayor o menor tamaño, que se tapaban con trozos de sabanas blancas ya que su color se mimetizaba con el entorno, se pegaba con varias manos de cal y allí no había sucedido nada.
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Estos huecos hechos de forma accidental o intencionadamente, se usaban para introducir un puchero, un tazón y depositar las valiosas pertenencias y hacerlas crípticas a ojos mal intencionados. Casi siempre, están hechos enfrente de una ventana o puerta con el fin de que la luz le dé directamente y no permita barruntar posibles relieves.
En Valverde, probablemente, tiene que haber multitud de sitios que esconden algo. Sólo hay que buscar en casas antiguas, cortijos, huertas, pedreros de chozos y otros restos de edificaciones ruinosas.
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Conozco muchos casos curiosísimos, dignos de contar:
1. Como el de un ganadero de Valverde, que vendió una piara de guarros y bajó al Valmarrey para que le pagasen, el hombre muy satisfecho llegó a su casa, depositó el dinero en su escondite, y esa misma noche falleció por causa natural. Su mujer e hijos, como no conocían el sitio, buscaron y buscaron, y siguen buscando.
2. Otro caso parecido, en nuestro pueblo, sucedió no hace mucho. Pasado un tiempo, los hijos encontraron el escondite, pero con la mala suerte, de que ya se le habían adelantado las ratas.
3. Este caso es más interesante: un señor de Valverde, compró una tierra, y en el momento de ir a pagarla, decide llevarse el doble de la cantidad pactada en monedas de oro y plata, para intentar comprar la finca entera. Finalmente, esta compra no pudo ser y el sobrante se lo trajo a casa. A los pocos días el señor fallece y sus hijos aún siguen buscando.
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Para concluir con esta historia, os aconsejo que con un poco de suerte podéis enriqueceros, pero no tiréis la casa, limitaos a operaciones quirúrgicas. Y por supuesto, no olvidéis el 10% de lo que encontréis para mí.
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