marco antonio gonzález
Viernes, 22 de abril 2016, 13:02
¿En cuántos doblados (buhardillas) de esas casas antiguas, de alcobas, zajuan, y patios interminables que daban en la calle de atrás, no había o aparecía entre alguna reforma, allí colgada con polvo y telarañas, la bicicleta?
Nos situamos, aquí en nuestro pueblo, en la calle Sastres nº 38 (actualmente conocida como Ángel Velázquez nº 2), donde vivían el Sr Juan Bravo Rastrollo El Chato y su mujer Rosario González Madera, con sus dos hijos Eugenio y
Juli. Propietario de esta bicicleta, le dará su eso como medio de transporte en su trabajo, Peón-camionero (en aquella época, eran los encargados de arreglar o adecentar caminos y nuevas carreteras de cunetas y nuevos asfaltos).
La bici pasó posteriormente a su hijo, Eugenio Bravo González Uribe, el cuál le seguiría dándole uso, como cada joven para ir a las tareas del campo (recogida de remolacha, tomates, garbanzos).
En la actualidad, y tras ser recogida de ese doblado y cedida a su sobrino, Marco Antonio González, éste tras una labor minuciosa, la restaura y la enseña como su gran tesoro y recuerdo material de su amado tío.
Destacar de aquellas bicicletas que vestían nuestras calles en la época de los 60, pesadas, de hierro, con frenos de varilla, portamaleta acoplado en la fragua del pueblo, aquellos pedales de dientes que se clavaban en el calzado que con el paso hacían incómodo el pedaleo tras un duro día de trabajo, y que al final eran sustituidos por unos de goma, con ese gran faro de luz corta y larga alimentado por la dinamo, su ring-ring de timbre, esas palomillas o mariposas sujetando las grandes ruedas, que servían en ocasiones de posapies del acompañante, la maleta con los parches y la única llave (universal, para todos los tornillos y como desmontador), acompañados con la bomba de inflar pegada a una de sus barras, ese comodísimo sillín (de cuero, con sus muelles y la chapa trasera con el número de patente), todo ello con sus guardabarros para hacer su uso en todas las épocas del año.
Ésta pertenece al modelo de BH gacela (Besistegui Hermanos) originaria de las fábricas del País Vasco, en Éibar. Patentada en 1951. Y posteriormente matriculada con una plaquita, obligatoria para todas las bicicletas con un impuesto de rodaje, en la época de la Dictadura.
En dicha placa figuraba el característico escudo del régimen, la localidad o ciudad en la que circulaba la bicicleta y el año en el que se registraba su impuesto.
Otras marcas conocidísimas y que acompañaban a las BH, serían las orbeas, Zeus, megamo, derbi rabasa entre otras.
Bicicletas para señoras y caballeros, adultos o niños, algo de fabricación artesanal que aún hoy en día y tras más de 50 años siguen funcionando como el primer día.
Algunas como ésta, que las conservan como oro en paño y tantas otras que, sin darle el valor que merecen han terminado en alguna chatarrería o simplemente en la memoria de nuestros seres queridos.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.