El Proyecto de Salud Comunitaria se ocupa de la protección medioambiental

En este mes de mayo, y como ya se hiciera el pasado año, se llevan a cabo las actividades relacionadas con la salud y el medio ambiente, dentro de las actuaciones del Proyecto de Salud Comunitaria de Valverde de Leganés.

Bajo el título 'Pequeñas acciones para cambiar el planeta, mi compromiso con el medio ambiente' se imparten unas charlas en los centros educativos, con la intención de hacer reflexionar a los más pequeños, sobre la importancia que nuestras acciones diarias tienen sobre el planeta y cómo los impactos ambientales, son la consecuencia de la suma de esas pequeñas acciones, se habla con los alumnos sobre aspectos relacionados con la sostenibilidad, el cambio climático, los residuos, etc.

Por otro lado, se realizan unos talleres intergeneracionales, «sembrando juntos, aprendiendo de sus recuerdos», en los que niños y niñas de los centros educativos y mayores del Centro de Día comparten sus experiencias y trabajan en torno a las plantas como medio para proporcionar este encuentro. Cuando te planteas realizar una actividad dirigida a otras personas, siempre sientes un miedo sano, te preguntas si estarán a gusto, si lo que les propones será de su interés. Esta sensación es más grande si lo que pretendes es unir a niños y a mayores. Lo piensas todo, consigues los materiales que necesitarás, llegas al centro de mayores y les ayudas a colocarse, sales a recibir a los más de 30 niños y niñas, les explicas que deben estar calmados, que los mayores necesitan que estemos tranquilos, que no están acostumbrados a demasiado jaleo y mucho menos a recibir una visita… Así, los niños entran en la sala y de repente, de forma totalmente espontánea, los mayores dan la bienvenida con un improvisado, fuerte y cerrado aplauso. En ese momento sabes que eso es lo que pretendías, que de eso se trata, y que ese aplauso es el mejor resumen de los muchos beneficios que estas actividades entre generaciones tienen.

Los mayores se sienten útiles y valorados contando cómo eran las cosas, sus vidas cuando ellos eran niños y niñas, aumenta por momentos su vitalidad, se sienten felices… y los más jóvenes, aprenden a valorar a sus mayores, se hacen conscientes de cómo han cambiado las cosas y el valor de lo que ahora tienen, aumentan sus habilidades sociales, adaptan de forma sorprendente su acelerado ritmo vital al ritmo de sus nuevos compañeros, etc.

Y luego, ver como entre ellos se ayudan, sus miradas de complicidad y el entusiasmo con el que los mayores les regalan a sus pequeños visitantes los dibujos guardados para la ocasión. Es la manera en que toman forma muchos sentimientos: ternura, cariño, admiración, ilusión, respeto, alegría, etc.